


Todo nuestro personal cuenta con:
Una actitud amable y responsable.
Sensibilidad y simpatía, y capacidad de respetar la dignidad de cada paciente y el sentido de la independencia.
Paciencia y tacto.
Habilidades de comunicación para dar soporte al paciente y que se sienta confiado.
Habilidades prácticas y voluntad a la hora de realizar tareas delicadas o de limpiar a los pacientes.
Fuerza emocional, ya que algunas de las tareas pueden ser angustiantes.
Resistencia y aptitud física, ya que es un trabajo físicamente exigente.
Habilidades de observación, por ejemplo, para detectar cambios en la condición del paciente.
Capacidad de tomar notas minuciosas y precisas, y de escribir informes breves.
Capacidad de trabajar en equipo.
Tener iniciativa propia.
Confianza y responsabilidad